26 diciembre 2014

Fornicio y bebercio en fin de año

La cuenta atrás para el final del año 2014 ha terminado ya. Imagino que todos habréis preparando los cotillones, la cena repleta de comida hasta reventar, el bebercio para emborracharos como si no hubiera un mañana y, cómo no, vuestra ropa interior de color rojo. ¡Que vuelen las bragas, los calzoncillos y los tangas rojos! ¡Sobre todo los tangas!

¡Que se note que son fiestas! Porque dice la tradición que llevar lencería roja al cambiar de año nos da buena suerte. Y no estamos como para ir rechazando amuletos. Así que acumulamos la suerte de las uvas, los tangas rojos y lo que encarte. Un día nos dicen que da suerte mear haciendo el pino el último chorro del año y lo haremos. Mientras comemos las uvas y con el tanga en la cabeza.

Fin de año también tiene otra cosa muy importante: la gente tiene ganas de fornicar. Diréis, ¡anda! ¡Pues como cada día! No exactamente. Durante la entrada del año hay una especie de sensación generalizada de querer dar la bienvenida al nuevo año con alegría y con buen pie. Eso necesariamente tiene que ver con el fornicio, por supuesto. Qué mejor manera de recibir el año que con un buen polvo. Uno malo no, porque entonces sí que estás jodido. Y una fiesta como la de fin de año a veces puede ser bastante incompatible con el buen sexo. Alcohol, topetazos, gatillazos, pies doblándose por haberse dejado las medias puestas en pleno acto… Lo típico.

¡Pero! ¡Peeeero! ¡Por si acaso hay que estar preparados y preparadas! Los que tienen pareja lo tienen como fecha señalada porque es uno de esos días en los que toca. Si están casados es quizá la única oportunidad del año. Cuando estás en soltería todo es mucho más misterioso e inesperado: no sabes con quién te vas a ir a la cama esta noche. Aunque lo más probable es que sea con tu propia mano y, seamos sinceros, a la mano le importa tres pitos ese tanga de encaje tan bonito que te has comprado. O esos calzoncillos que dicen ''Hot News''. Puede que nadie te la saque por el lado, con prisas; o te los arranque a lo salvaje, con ganas de juerga. O sí, como dice el dicho: Aprovecha las fiestas, que las cochinas están más dispuestas.

Como iba diciendo, los emparejados como saben que tienen polvo seguro buscan algo que le dé chispa al momento. Que no sea todo tan previsible. No es una noche en la que valga el misionero de rigor de cinco minutos. No sé, pon un poco de ganas. Para darle más emoción al asunto existe la lencería especial para estas fechas que no sólo es roja. Y hay de todo. Recuerda, eso sí, que la línea que separa la lencería sexy de la ridícula es muy muy fina. Aunque eso también depende de tu estado físico. Los tíos y tías buenos les queda bien todo.

Y ya ni hablar de trajes especiales para las ocasiones como los de Mamá Noela. Si Papá Noel no existe, imaginad Mamá Noela. Y ojo que no consiste en un traje con barba, gorro y renos. La verdad es que no hay mucha ropa. Probablemente el próximo traje de Mamá Noela es un cartel que pone exactamente eso y tienes que ir en pelotas. Para qué más. No me digas que no te salen económicos este año los Reyes. Pero ojo, eso sí. Este regalo de Navidad no te vale para tus padres. Que luego vienen las confusiones, complejos de Electra y para qué queremos más disgustos.

Para los hombres hay menos posibilidades así que si te ves con fuerzas siempre puedes terminar con un tanga de elefante puesto. A poder ser de color rojo. Recuerda, eso sí, que como dice el proverbio indio, o no, no sé, que de proverbios indios ando flojo, el elefante da buena suerte si está con la trompa para arriba. O eso me dijeron en el chino para venderme uno de porcelana. Dicho esto, ¡que tengáis muy muy feliz 2015!

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